Especulaciones sobre la Farmacognosia de los Onirógenos Europeos

Titania, Queen of the Fairies - Arthur Rackham (1867-1939)
Farmacognosia: Estudio de las implicaciones físicas, químicas, bioquímicas y biológicas de las sustancias naturales con fines medicinales.
“Como la verbena, la artemisa está asociada con el festival de Midsummer en varios lugares desde China hasta Europa. Pero si la verbena es la planta diurna de Midsummer, la artemisa es su lado nocturno—la planta del Sueño de una Noche de Verano [1].”
– Harold Roth [2]

Midsummer es el nombre que la mayoría de europeos, sobre todo dentro de las distintas tradiciones anglo-sajonas, germánicas y escandinavas, asocia al festival del solsticio de verano. Una celebración de la fertilidad y del poder vivificante del sol, con bailes y hogueras que iluminan una noche encantada capaz de conectar otros mundos —ya sea el reino de las hadas, el de los muertos o el de los sueños— con el nuestro, como en la comedia inmortal de Shakespeare.

Cuando el día más largo llegaba al hemisferio norte y las plantas se saciaban de luz, muchas se incluían en los festejos y rituales del solsticio como protección contra los malos espíritus, como adorno, para embriagarse o para todas las anteriores. Y en este punto de inflexión del año, la gente también buscaba intuición y adivinación. A tal efecto se recogían flores y plantas, que a menudo terminaban en la alcoba de doncellas deseosas de soñar con su futuro marido, o de cualquiera en busca de profecía: hipérico, muérdago, rosa, milenrama e incluso tréboles y hierba. Pero entre todas ellas, destacaba una — la artemisa, llamada Madre de Hierbas, una de las ancianas en la tradición herbal indígena europea.

Cargada de aromas en el solsticio y empezando a florecer (sobre todo en latitudes más septentrionales, donde el sol había acumulado más horas de luz), la artemisa se colgaba en las entradas y se tejía en coronas y cintos, puestos para recibir protección y claridad en la visión. Se añadía a la cerveza por su sabor intenso y amargo. Se cocía en infusión, o se ponía en ramos frescos bajo la almohada, pues se creía que traía sueños especiales, mágicos o proféticos. Y aunque el uso de otras plantas como onirógenos [3] en el solsticio puede haber sido ignorado, y calificado de mera superstición por eruditos modernos, la artemisa sin duda funciona. Aún hoy, tanto dentro como fuera de contextos rituales y tradicionales, se toma la artemisa en infusión o tintura, se la incorpora a aceites y ungüentos que se aplican a la piel, y se la usa como relleno en almohadas o muñecas que, si nos acompañan al dormir, a menudo surtirán un inesperado efecto en la vivacidad, intensidad y trascendencia de los sueños. Y esto no cabe ignorarlo, incluso cuando, a diferencia de otras propiedades medicinales de la planta que han sido corroboradas por estudios científicos (antiparasitaria, digestiva, antiespasmódica, analgésica…) su virtud onirógena no es fácil de explicar.

Artemisia vulgaris L., brotando en primavera. Foto de Joan Manel Vilaseca.

En Europa, el nombre artemisa se refiere principalmente a Artemisia vulgaris, la artemisa común, aunque también se ha utilizado en otros lugares para nombrar a otras especies del género Artemisia. Las artemisas tienen una larga historia de aplicaciones medicinales populares en otros continentes además de Europa, y varias especies son apreciadas por su efecto en los sueños. En la región chilena de Antofagasta, uno de los usos tradicionales de Artemisia copa deriva de su “capacidad de provocar sueño y vívidas experiencias oníricas”[4]. En California, los curanderos Chumash podrían llevar milenios utilizando la “salvia de los sueños”, como ellos llaman a Artemisia douglasiana:

“Para provocar sueños, colocar tallos y hojas bajo una almohada y dormir sobre la almohada. La fragancia ayuda a soñar. (…) Éste es un uso tradicional de A. douglasiana especialmente indicado en personas muy enfermas o ancianas que no pueden soñar. Se considera a los sueños parte esencial de la vida y de la curación.” [5]

Un compendio reciente sobre usos de plantas medicinales en tribus Nativas Americanas informa sobre una docena de especies empleadas para influir en los sueños. Tres de ellas (A. ludoviciana, A. douglasiana y A. vulgaris) son del género Artemisia, el único representado varias veces. [6]
Y a la artemisa común, abundante en Europa y otros lugares, la exploran más “onironautas” de lo que se podría suponer. Hay incluso quien utiliza almohadas con artemisa —y con bastante éxito— lo que nos lleva a preguntar cómo puede una almohada rellena de hierbas provocar sueños vívidos. Desde la perspectiva de la farmacognosia, ¿de qué modo actúa la artemisa como onirógeno? La suposición habitual es que debe haber algún compuesto en la planta que sea responsable de sus efectos. Y en efecto, algunas especulaciones sugieren en seguida que la tuyona, un terpenoide psicoactivo que contienen las artemisas (entre otras plantas), debe de ser el compuesto de marras —aunque sea sólo porque está ahí y lo conocemos. Pero ¿puede la tuyona causar, por sí misma, el tipo de intensos sueños que precipita la artemisa? Y si no puede, ¿qué otro compuesto podría ser el responsable?
Permitidme que especule un poco sobre las respuestas. Y para ello, primero hay que hacer una visita a la neurociencia de los sueños.
Detalle de floración de la artemisa. Foto de Joan Manel Vilaseca
La parte neurofisiológica de los sueños
Soñar es fascinantemente complejo, tanto su fenomenología como sus correspondencias fisiológicas. Aquí solo voy a dar una lista de hechos, de acuerdo con lo que sabemos, que nos pueden ayudar a describir cómo, en términos de principios activos, podría la artemisa provocar su singular efecto en los sueños. Esto quizá nos dé pistas para fijarnos también en otras plantas, y explorar sus propiedades onirógenas. Consideremos lo siguiente:
     1. Cuando dormimos, alternamos entre dos estados distintos: sueño REM y no REM (NREM). La fase NREM corresponde al sueño profundo y reparador. Domina la primera mitad de la noche, hasta comenzar a turnarse con múltiples episodios REM progresivamente más largos. Al sueño REM, por su parte, se le llama “paradójico” porque en él, a pesar de estar durmiendo, pasamos por una elevada activación cerebral parecida a la de la vigilia. Veremos que la estructura que se desarrolla en un ciclo de sueño completo (ver abajo) puede ser útil de cara a considerar el factor tiempo al explorar onirógenos.
     2. Aun cuando solemos asociar a los sueños con la fase REM, en realidad pueden aparecer tanto durante episodios REM como NREM, aunque se distingan por ser experiencias cualitativamente distintas. Los sueños NREM tienden a ser más próximos a pensamientos que a historias, son más tranquilos y parecidos a interacciones cotidianas, y cuesta más recordarlos por la mañana. Los sueños REM son más largos, visuales y narrativos —esto es, desarrollan algún conflicto. También suelen ser más extraños, propensos a evocar viejos recuerdos, y más fáciles de recordar tras despertar por lo que tendemos a analizarlos y hablar de ellos.
     3. Un sueño profundo (NREM) adecuado y suficientemente largo es necesario para que se puedan desarrollar fases REM. Con pocas horas de sueño y un mal descanso costará más que aparezcan, y por tanto experimentaremos menos sueños REM y los recordaremos peor. A la inversa, un descanso NREM apropiado facilitará el sueño REM. Ambas fases parecen inhibirse mutuamente; REM saldrá a escena, por así decirlo, una vez NREM termine su actuación y permita a REM subir. De lo que REM parece tener ganas. Como quizá os haya pasado, un déficit acumulado de fases REM (debido a mala calidad del sueño, a patologías o a uso de sustancias supresoras del sueño REM) podrá dar lugar, una vez superado el bache, a una oleada de alivio en forma de sueños intensos la noche siguiente. Se llama a este fenómeno “rebote REM”.
     4. Aunque el papel de los distintos neurotransmisores en el sueño y en los sueños es muy complejo, de cara a nuestras especulaciones podemos quedarnos solamente con tres: dopamina, serotonina y acetilcolina. La actividad de la dopamina, o lo que llamamos activación del sistema dopaminérgico, está relacionada con los sueños tanto en fases NREM como REM. Dicho de otro modo, un aumento de actividad de la dopamina en el cerebro pondrá a los sueños en marcha [7]. Por su parte, la serotonina y la acetilcolina llevan el ritmo en el ciclo de fases NREM/REM. Durante el sueño NREM hay mucha actividad en el sistema serotoninérgico (en el que la serotonina trabaja de mensajera) y poca actividad en el sistema colinérgico (donde actúa la acetilcolina). Y durante el sueño REM ocurre lo contrario, baja actividad serotoninérgica y alta actividad colinérgica.

     5. Cuando soñamos, si se da una activación colinérgica lo suficientemente elevada experimentaremos los sueños REM más complejos y, de manera significativa, una mayor autoconciencia de la experiencia onírica. Esto supone una mayor capacidad de recordar los sueños, y puede incluso hacernos conscientes de que estamos viviendo un sueño mientras ocurre —lo que conocemos como sueño lúcido. No es una coincidencia que la acetilcolina sea el neurotransmisor más relacionado con la memoria y el aprendizaje. Sabemos que los soñadores lúcidos, aquellos capaces de mantener un elevado nivel de autoconciencia durante los sueños, tienen también una alta capacidad para recordarlos con detalle [8] y éste es un dato sumamente interesante.

De modo que cualquier sustancia —ya sea un compuesto aislado o toda una planta— que a) facilite una sucesión sólida y bien engrasada de fases NREM/REM y b) promueva la activación cerebral, probablemente mostrará propiedades onirógenas. Aquí podría incluirse a sustancias que aumentan la disponibilidad de serotonina durante la primera parte de la noche (lo que mejora la calidad del descanso, y por tanto facilita las subsiguientes fases REM) y, de forma aún más decisiva, sustancias que incrementan la activación dopaminérgica (lo que pone en marcha los sueños) y/o la activación colinérgica durante el sueño REM, aumentando los niveles de acetilcolina (lo que mejora la lucidez durante el sueño y nuestra capacidad de recordarlo).
Y para aumentar la disponibilidad de un neurotransmisor, disponemos de dos simples alternativas: podemos ayudar a que nuestro cuerpo lo produzca en mayor cantidad, tomando precursores de ese neurotransmisor, o podemos impedir que sea metabolizado desactivando temporalmente aquellas enzimas que se encargan de descomponerlo. Para esta segunda opción, algunos compuestos interesantes son los inhibidores reversibles de la MAO [9] por lo que respecta a la serotonina y a la dopamina, e inhibidores reversibles de la acetilcolinesterasa (AChE) [10] para la acetilcolina. Los dos tipos de compuestos ralentizarán la descomposición del neurotransmisor correspondiente, incrementando así su cantidad y actividad.
Y en efecto, algunos de los compuestos más conocidos (y más eficaces) que usan los onironautas para alcanzar sueños vívidos o lúcidos son ciertos alcaloides que inhiben las enzimas AChE de forma especialmente eficiente, aumentando así la activación colinérgica. Se descubrieron, como suele ocurrir, en plantas: la galantamina, encontrada en los bulbos de algunas especies de narciso, y la huperzina A, aislada partiendo de Huperzia serrata, una especie de musgo licopodio del sur de Asia.
Vamos entonces a afinar la pregunta: ¿hay en la artemisa algún compuesto con capacidad de inhibir la MAO o la AChE?
La parte química del espíritu de la artemisa
Antes de esta visita a los neurotransmisores, mencionábamos cómo la tuyona, un terpeno presente en Artemisia entre otras muchas plantas, ha sido sugerida como compuesto responsable de los efectos onirógenos de la artemisa. Pero sabemos que la tuyona actúa como antagonista en los receptores GABA y algunos receptores de la serotonina (los bloquea), provocando insomnio y efectos espasmódicos [11], lo que por motivos que acabamos de exponer no encaja con un compuesto onirógeno. Puede que la tuyona tenga que ver con otros efectos psicoactivos de la artemisa; en algunas culturas se consumen especies de Artemisia como sustitutas del cánnabis, por sus suaves propiedades embriagantes. Pero los efectos onirógenos de la artemisa derivarán de algo distinto.
El testimonio clásico de un sueño con artemisa evoca el tipo de sueño REM:
“…sueños excepcionalmente vívidos y envolventes (…) Más de una vez me he despertado tras una noche de sueños con artemisa descansada y agotada a la vez, como si hubiera vivido toda una vida en una noche.” [12]
Resulta interesante que distintas formas de administración tengan diferentes efectos en los sueños:
“Untarme con aceite de artemisa me parece más suave que dormir junto a un manojo de la planta, porque aunque vívidos, con el aceite mis sueños no se convierten en sagas completas con las que podría llenar páginas y páginas a la mañana siguiente, como ocurre cuando duermo con la artemisa bajo la cabeza.” [13]

Artemisia vulgaris resulta ser, al igual que otras especies del género, toda una potencia química. Se han aislado muchos compuestos de diferentes tipos en sus hojas y flores, pero es difícil indicar un perfil fitoquímico distintivo porque tanto la abundancia como la variabilidad son una norma en la especie. En función del origen geográfico y las circunstancias de recolección, en múltiples estudios se han descrito composiciones enormemente diferentes. Sólo en el aceite esencial, y según diversas fuentes, se han llegado a aislar entre 100 y 150 compuestos distintos (!) cuyas concentraciones varían entre prácticamente cero y casi el 50% de todo el aceite, dependiendo del lugar y el momento en que se recolectó la artemisa. [14,15]

Aparte de todos los terpenos volátiles presentes en el aceite esencial, normalmente obtenidos mediante destilación por arrastre de vapor, la artemisa es rica en otras familias de compuestos no volátiles, como flavonoides, cumarinas, ácidos fenólicos y (os recomiendo tener presente este nombre si os interesan las plantas onirógenas) lactonas sesquiterpénicas, entre otros. Y sabemos que por lo menos algunos compuestos en estas familias muestran, sin duda alguna, el tipo de propiedades capaces de alargar, amplificar o simplemente iluminar los sueños.
Múltiples flavonoides obtenidos de la artemisa con extracción hidroalcohólica han demostrado ser buenos inhibidores de las enzimas monoamino oxidasas (MAO). Un caso especialmente destacable es el de la apigenina, cuya potencia es «comparable a la de un inhibidor de la MAO de uso clínico como la clorgilina.»[16] Por lo menos otro de los flavonoides encontrados en la planta, la quercetina, muestra no sólo capacidades moderadas para la inhibición de la MAO, sino también una “actividad inhibitoria significativa del 76.2% para la AChE”[17].
Distintos estudios han comprobado que las cumarinas son capaces de inhibir la AChE, y como mínimo una de las cumarinas que se han encontrado en distintas concentraciones en Artemisia vulgaris [18], la escopoletina, demuestra propiedades significativas tanto para inhibir la MAO como la AChE [19].
Multiples terpenoides, la familia de compuestos volátiles aromáticos de la que el aceite esencial de artemisa ofrece una excepcional diversidad, han mostrado en investigación biomédica propiedades significativas para la inhibición de la AChE. Estudios recientes sobre el género Artemisia han obtenido datos específicos muy interesantes: «el aceite de A. annua mostró la mejor actividad inhibidora en comparación con los conocidos inhibidores de las colinesterasas galantamina y huperzina A. El aceite esencial obtenido de A. vulgaris y A. abrotanum también mostró una actividad inhibidora significativa, especialmente en la AChE.»[20]
Y para mencionarlas por último, si bien no con menos importancia, las lactonas sesquiterpénicas son una familia de compuestos especialmente abundante en las Asteráceas [21], y de forma notable en el género Artemisia, cuyas propiedades medicinales se han investigado concienzudamente durante los últimos cincuenta años. Un ejemplo conocido es la artemisinina, base de los tratamientos modernos contra la malaria y útil contra muchas otras enfermedades patógenas. Múltiples lactonas sesquiterpénicas “han demostrado modular la transmisión colinérgica mediante la inhibición de la AChE. (…) [algunas de ellas] inhibieron la AChE más que la galantamina, usada como compuesto de referencia.”[22] Además de la artemisinina [23], hasta el momento se han aislado más de veinte lactonas sesquiterpénicas en A. vulgaris, la mayoría aún apenas investigadas. Y sin duda se aislarán nuevos compuestos de la misma familia en el futuro.
Esto ha sido sólo un repaso a varios tipos de compuestos fitoquímicos en A. vulgaris, cada uno con sus propiedades físico-químicas particulares. Sería el momento de recordar que, de acuerdo con muchos testimonios, diferentes métodos de administración de la artemisa pueden tener un impacto cualitativamente distinto en la fisiología del onironauta. Son capaces de modular las experiencias oníricas de diferentes formas, especialmente si se añade el factor tiempo a la ecuación. Cada método tiene sus ventajas e inconvenientes.
Fácil de preparar, una infusión bebida antes de dormir proporcionará una variedad de compuestos. Sin embargo, algunos (toda clase de terpenos, por ejemplo) son poco solubles en agua, y otros (como las lactonas sesquiterpénicas) también pueden ser destruidos con el calor, por lo que una infusión podría desperdiciarlos. Además, si tenemos en cuenta la duración del proceso digestivo, y el tiempo que distintos compuestos permanecerán activos en nuestro cuerpo antes de metabolizarse, lo más probable es que hacia el final de la noche, cuando aparecen los episodios REM más largos, parte de la magia ya se haya diluído.
Con una tintura alcohólica (o, si preferís una alternativa, preparada con DMSO [24] apto para uso alimentario) hay que tener en cuenta los mismos factores de tiempo si se consume antes de dormir, pero resultará mucho más eficiente para administrar todos los principios activos de la artemisa. Los terpenos y las lactonas sesquiterpénicas se disolverán bien, y el rendimiento de algunas cumarinas interesantes, como la escopoletina, será más del doble si utilizamos alcohol etílico comparado con una infusión acuosa [25].
Infusionar un aceite vegetal con la planta fresca o seca, y aplicarlo en áreas de piel bien vascularizada (por ejemplo en las palmas de las manos, las plantas de los pies, la cara o el cuello) también debería proporcionar la mayoría de los principios activos de forma eficiente. Este método, aunque conlleva más trabajo, también nos permite experimentar con diferentes aceites base y diferentes tasas de absorción. Incluso puede resultar agradable despertarte con una alarma a mitad de la noche, coger un frasquito de aceite o ungüento de la mesita, aplicártelo, y abrocharte el cinturón mientras te vuelves a dormir justo antes del siguiente viaje REM.
Por último, para quienes no disfrutan con la idea de despertarse en horas intempestivas, pero les apetece probar los efectos de la artemisa justo cuando ocurren los sueños REM, las almohadas y manojos de artemisa pueden ser ideales. No todos los principios activos son volátiles, pero respirar los que sí lo son mientras la actividad colinérgica llega a su apogeo podría iluminar los sueños lo suficiente para llenar varias páginas en nuestro diario.
Conclusiones no especulativas
No creo que sea necesario seguir especulando para responder ahora a nuestra pregunta: ¿hay un compuesto en la artemisa responsable del impacto que tiene en los sueños? No; hay muchos. Durante su ciclo vital, la artemisa alberga una plétora cambiante de compuestos, muchos de ellos con una capacidad de modular nuestra neurofisiología que les confiere la cualidad de onirógenos. La compleja sinergia que tiene lugar cuando ingerimos un extracto completo de artemisa (refirámonos a esto como “tomar la planta”) puede intensificar e iluminar los sueños de una variedad de maneras que hace justicia a la complejidad de la misma experiencia onírica.
“Los sueños son una parte esencial de la vida y de la curación”, piensan los Chumash de California cuando ponen una Artemisia bajo la almohada de los ancianos que no pueden soñar. Una vez más, quizá nos estamos poniendo al corriente con el conocimiento indígena cuando nos damos cuenta de que las plantas interesantes por su efecto en los sueños quizá sean aliadas poderosas para prevenir y tratar el deterioro cognitivo. Algunos de nuestros estudios declaran que “tanto un porcentaje bajo de sueño REM como una latencia REM larga [26] están asociados con un mayor riesgo de demencia incidente” [27]. Algunas tradiciones indígenas quizá vean al deterioro cognitivo como una pérdida de contacto con el propio espíritu. Yo prefiero parafrasear a William Blake y sugerir que, en la artemisa, lo que llamamos Química es una parte del Espíritu que podemos percibir con los cinco sentidos. El espíritu de una planta común, a menudo invasiva, a la que a veces llaman mala hierba. Pero la han llamado “Madre de Hierbas” durante mucho más tiempo.
Y si seguís pensando en términos de compuestos, y la verdad es que yo lo hago, algunos de los principios activos con elevado potencial onirógeno que hemos mencionado también pueden encontrarse, quizá incluso en mayor concentración, en otras hierbas aromáticas que crecen comúnmente en Europa y el Mediterráneo. Algunas son tan comunes que crecen hasta en las tiendas de jardinería, como la manzanilla o el romero. Si puedo recomendaros una en particular, la melisa tiene un aire onirógeno especialmente seductor. Apuesto a que si preparáis una buena tintura con hierbas frescas como éstas, y la tomáis antes de dormir (o si sois valientes, a mitad de la noche gracias a una alarma despertador estratégica) podéis llevaros una sorpresa. Quizá si os atrevéis a cultivarlas, recogéis un ramo de sumidades floridas en el solsticio de verano, y acompañais la tintura con ese ramo de hierbas frescas puesto bajo la almohada, experimentéis un auténtico Sueño de una Noche de Verano.

NOTA DE REDUCCIÓN DE DAÑOS: Otro uso tradicional de la artemisa es como reguladora del ciclo menstrual, emenagoga y supuestamente uterotónica; dosis elevadas podrían facilitar el aborto, por lo que no deberían usarla las embarazadas. Si planeas explorar la artemisa como onirógeno, al margen de tus circunstancias, por favor sigue investigando.

Referencias

Imagen de cabecera: Titania, Reina de las Hadas, dormida. Ilustración de Arthur Rackham (1867-1939) para ‘El Sueño de una Noche de Verano’, de William Shakespeare

1. Se refiere a la obra de Shakespeare, cuyo título original es “A Midsummer Night’s Dream”.
2. Harold Roth, The Witching Herbs.(Newburyport, USA: Red Wheel/Weiser, 2017), p.142
3. Del griego ὄνειρος (sueño) y la raíz -γενής (productor de): sustancia o estímulo que produce o amplifica los sueños.
4. Carlos Aldunate, Juan Armesto, Victoria Castro, Carolina Villagran. «Estudio Etnobotánico en una Comunidad Precordillerana de Antofagasta: Toconce». Boletín Museo Nacional de Historial Natural, Vol. 38 (1981): p183-223
5. James D. Adams Jr., Cecilia Garcia. “The Advantages of Traditional Chumash Healing”. ECAM 2005;2(1)19–23. doi:10.1093/ecam/neh072
6. Daniel E. Moerman, Native American Medicinal Plants – An Ethnobotanical Dictionary. (Portland, USA: Timber Press, 2009)
7. Mark Solms. “Dreaming and REM sleep are controlled by different brain mechanisms”. Behav Brain Sci. 2000 Dec;23(6):843-50; discussion 904-1121. doi: 10.1017/s0140525x00003988
8. Patrick McNamara, The Neuroscience of Sleep and Dreams. (Cambridge, UK: Cambridge University Press, 2023), p. 177
9. Las monoamino oxidasas (MAO) son una familia de enzimas que rompen por oxidación ciertas moléculas en nuestro cuerpo, por ejemplo los neurotransmisores monoamina, principalmente la serotonina, la dopamina y la norepinefrina. Los inhibidores reversibles de la MAO son compuestos que bloquean temporalmente estas enzimas, y ofrecen múltiples aplicaciones médicas.
10. Los inhibidores reversibles de la acetilcolinesterasa (AChE) son moléculas que desactivan temporalmente las enzimas que rompen la acetilcolina por hidrólisis, y por tanto incrementan su cantidad y duración.
11. La planta de artemisa entera, sin embargo, ha sido ampliamente descrita como un antiespasmódico. Antagonistas GABA parecidos a la tuyona se emplean para inducir modelos de epilepsia en el laboratorio, y para promover la vigilia en el tratamiento de enfermedades del sueño como la narcolepsia.
12. Christine Baumgarthuber, “What Dreams May Come (Musings on Mugwort)” en https://theausteritykitchen.substack.com
13. Casey Conroy, “The Magic & Medicine of Mugwort” en https://www.funkyforest.com.au/blog/
14. Morteza Alizadeh, Mohammad Aghaei, Mohammad Saadatian, Iman sharifian. «Chemical Composition of Essential Oil of Artemisia vulgaris from West Azerbaijan, Iran». JEAFChe, 11 (5), 2012. [493-496]
15. Ickovski et Al. «Variations in the composition of essential oils of selected Artemisia species as a function of soil type». J. Serb. Chem. Soc. 86 (12) 1259–1269 (2021) JSCS–5496
16. Sang-Jun Lee, Ha-Yull Chung, In-Kyung Lee, Seung-Uk Oh and Ick-Dong Yoo. «Phenolics with Inhibitory Activity on Mouse Brain MAO from Whole Parts of Artemisia vulgaris». Food Sci. Biotechnol. Vol. 9, No. 3, pp. 179~182 (2000)
17. Khan et Al. «Flavonoids as acetylcholinesterase inhibitors: Current therapeutic standing and future prospects». Biomedicine & Pharmacotherapy 101 (2018) 860–870
18. Derek V. Banthorpe, Geoffrey D. Brown. “Two unexpected coumarin derivatives from tissue cultures of Compositae species”. Phytochemistry, Vol. 28, No. 11, pp. 3003-3007, 1989
19. A. Hornick et Al., Neuroscience 197 (2011) 280–292
20. Olivera Politeo, Ivana Cajic, Anja Simic, Mirko Ruscic, Mejra Bektasevic. «Comparative Study of Chemical Composition and Cholinesterase Inhibition Potential of Essential Oils Isolated from Artemisia Plants from Croatia». Dept. Biochemistry, Univ. Split (2023) doi: 10.20944/preprints202309.2130.v1
21. Asteraceae (anteriormente Compositae) es la familia botánica donde se incluye al género Artemisia.
22. Luciana Maria Polcaro, Antonietta Cerulli, Milena Masullo, Sonia Piacente. «Phytochemical Investigation of Chamaemelum nobile L. and Evaluation of Acetylcholinesterase and Tyrosinase Inhibitory Activity». Plants 2025, 14, 595. https://doi.org/10.3390/plants14040595
23. La artemisinina es por sí misma una inhibidora de la AChE muy eficiente, igual que sus derivados. Algunos de los efectos secundarios comunes de las pastillas contra la malaria son sueños vívidos y poco habituales.
24. El dimetilsulfóxido (DMSO) es un solvente polar aprótico de baja toxicidad empleado a menudo para administrar fármacos por via oral o tópica.
25. A. Zarrelli et Al. «Optimisation of artemisinin and scopoletin extraction from Artemisia annua (…)» Phytochemical Analysis. 2019;1–8. DOI: 10.1002/pca.2853
26. La latencia REM es la medida del tiempo que tarda en aparecer la primera fase REM.
27. Pase et al. “Sleep architecture and the risk of incident dementia in the community”. Neurology Vol. 89 (12) 1244-1250 (2017)

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